Pasaron los meses, pasaron los días, la angustia que había en mí no se iba, no se largaba. No podía librarme de aquella amargura que asolaba mi alma por mucho que quisiera… Era todo un auténtico caos. Vagaba sin rumbo en el camino de la vida, puede que incluso pensara en dejar de recorrer ese camino y meterme en otros. No soportaba el saber que tú ya no estabas a mi lado, lo reconozco. Nunca llevé bien la traición a la que me vi sometida. Traicionaste mis sueños, mis ilusiones, mi felicidad, mi vida… No pude llevarlo bien jamás. No podía creer lo que me había pasado. Lo que yo creía para siempre, resultó ser un momento fugaz. No podía asimilarlo. Lo admito, no se me da bien soportar este tipo de cosas. Me sentí utilizada, pensé que nunca me quisiste realmente, que solo fui una imbécil a la que tomaste el pelo bien tomado. Me hiciste formar parte de un juego en el que yo no fui más que una simple peón. Tiraste los dados y me moviste a tu antojo por el tablero. Pero, llegó el momento que te cansaste. Arrojaste esos dados casi sin ganas y dio un número. Uno nefasto. Moviste ficha y caíste en una casilla. “Fin del juego”. Todo se acabó a partir de ahí. Te habías cansado de jugar, y encima el destino te había echado para atrás para que volvieras a comenzar. Pero fuiste un cobarde y no quisiste empezar de nuevo. Abandonaste el juego en el trastero, a esa peón… Y ella no supo seguir el juego que tú empezaste. La partida se acabó y aquella peón idiota quedó perdida por toda la eternidad. Se encontraba a oscuras, una oscuridad infinita de la que poca gente ha podido salir en la historia. Avanzaba a ciegas, dándose golpes con todo obstáculo que había, mas le daba igual. En parte, quería hacerse daño, quería sentir dolor y olvidar el que ya sentía. Lógicamente eso era remotamente imposible. No hay mayor dolor. Aunque, siempre detrás de la oscuridad, se sucede la luz. Y esa peón la encontró y dejó de ser una simple ficha, para ser al fin persona de nuevo. Con esto logrado, quizá lo más difícil, quedaba por superar lo demás. Debía olvidar que él jugó con ella. ¿Cómo se consigue eso? No lo puedo decir a ciencia cierta, pero se puede lograr. Nada es imposible en esta vida. Pueden venirte bajones que te hagan dudar, pero si tienes una mente fuerte, a todo puedes mirar de frente y ganar tu batalla personal. Es tu vida, y de nadie más. Seguirán llegando vientos helados, y algunos te cogerán sin abrigo probablemente, pero da igual, el fuego interno que desprende tu corazón no se puede apagar. Así que, ¿por qué sufrir por el pasado? Haz frente al dolor, supéralo, sé fuerte y ganarás un valioso regalo, tu felicidad…
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